DOMINGO III DE ADVIENTO CICLO A
Domingo 11 de Diciembre de 2016
REFLEXIÓN
1.- Este pasaje del Evangelio nos sorprende presentándonos a Juan Bautista preso en la cárcel y con un montón de dudas respecto a Jesús. Los judíos esperaban un mesías enérgico que se enfrentara a los romanos y a todas las autoridades judías, y se encuentran con Jesús que es humilde, bondadoso, que cura a los enfermos, que tiene misericordia con los pecadores, que consuela a los tristes…
Por eso Juan envía a dos de sus discípulos a preguntarle: ¿Eres Tú el que ha de venir o hemos de esperar a otro?
La respuesta de Jesús es muy sencilla: Contadle lo que estáis viendo y oyendo, y se dará cuenta de que mis obras son las que anunciaron los profetas.
2.- Como en tiempo de Jesús también hoy el mundo está lleno de cosas feas: guerras, injusticias, abuso de autoridad, comportamientos egoístas, abandono de los más pobres y necesitados.
También como entonces hay mucha gente que está llena de dudas y se pregunta: ¿Dónde está Dios? ¿Dónde está la salvación prometida? Y también nos preguntan a nosotros si Jesús es el verdadero salvador.
Como Jesús deberíamos estar en condiciones de responder: Fijaos en nuestras obras, porque vivimos con coherencia y en nuestra vida manifestamos el rostro amoroso y misericordioso de Dios. Pero no siempre es así. Más bien nuestras obras hacen que haya mucha gente que se sienta decepcionada de Jesús y de los cristianos porque no nos parecemos a Jesús ni vivimos como Él espera de nosotros.
3.- S. Francisco de Asís decía a sus frailes y novicios: “Tened mucho cuidado con lo que hacéis porque hay muchas personas que el único Evangelio que leerán y entenderán será nuestra vida”.
A nuestro mundo le falta alegría y esperanza. ¿Será por causa nuestra?
Es bueno, ahora que estamos a medio camino, que revisemos como estamos aprovechando este tiempo de Adviento; si estamos dejando que el Señor venga a nosotros, cambie nuestro corazón y nuestra vida; si estamos en una actitud permanente de conversión y de esfuerzo por mejorar para poder vivir la Navidad como una fiesta cristiana y si es nuestra alegría lo mejor que podemos regalar a los demás.
Pensemos en un momento de silencio si nuestra vida es la propia de un cristiano.